Hoy les contaré sobre el Gran Terremoto de Kanto de 1923 un episodio histórico referido en la serie Mao.
El hombre que advirtió del peligro
Imamura Akitsune, profesor asistente de Departamento de
Sismología de la Universidad Imperial de Tokyo, en un artículo publicado el 1
septiembre de 1905 advierte sobre los peligros de los terremotos en las
ciudades, especialmente los incendios, que eventualmente ocurriría un gran
terremoto en Tokyo y sería afectado por un gran incendio.
Dicha predicción fue reportada de manera sensacionalista por
la prensa, lo que causó que fuera reprendido por su jefe, Omori Fusakichi,
catedrático de Sismología en la Universidad Imperial de Tokio, quién entendía
la necesidad de prepararse para un terremoto pero estaba preocupado por generar
pánico en la población.
El terremoto
El 1 de septiembre de 1923 un sismo de magnitud 7,8 en la
escala sismológica de Richter devastó Tokyo, la ciudad portuaria de Yokohama y las prefecturas aledañas de Chiba,
Kanagawa y Shizuoka, además de causar daños generalizados a lo largo de la región
de Kanto. Se estima que unas 105.385 personas murieron y otras 37.000 quedaron
desaparecidas.
Debido a que el terremoto ocurrió a las 11:58 A.M., cuando
la gente estaba preparando sus almuerzos, los techos y paredes las casas
cayeron sobre los fuegos encendidos en las cocinas, desatando múltiples
incendios.
Registro sismográfico del terremoto de Kanto de 1923 por el Profesor
Imamura Akitsune.
Se suman más desastres
Fuertes vientos sobre la bahía de Tokyo causaron que el
fuego se expandiera rápidamente, reportándose varias tormentas de fuego, uno de
las cuales causó unas 38.000 víctimas en Yokoamicho. Los incendios duraron
hasta la mañana del día 3 de septiembre.
Un tsunami en las costas del Océano Pacífico afectó a las
penínsulas de Boso y Izu al Este y al Suroeste de Tokyo. Además se produjeron
deslizamientos de tierra en la Prefectura de Kanagawa que enterraron varias aldeas
y causaron un tren con más de 100 pasajeros fuera arrojado al mar.
Hechos de violencia luego del terremoto
En los días siguientes al terremoto se sucedió una serie de
incidentes violentos tras difundirse una serie de rumores falsos. Grupos de
"vigilantes" atacaron residentes de origen coreano porque creían que
estaban provocando incendios y envenenando el agua de los pozos, cuando en
realidad los incendios se expandieron por los vientos fuertes y el agua
simplemente estaba turbia debido al terremoto.
Además algunos militantes socialistas y anarquistas fueron
asesinados bajo el pretexto de estaban intentado aprovechar el caos para tomar
el poder. El 3 de septiembre se declaró la ley marcial en las prefecturas de Tokio
y Kanagawa.
La reconstrucción
Después del terremoto se organizó bajo la dirección del
Ministro del Interior Goto Shinpei, un plan para la reconstrucción de la
capital imperial, con redes modernas de carreteras, trenes y servicios
públicos.
El 27 de septiembre se estableció un Consejo para la
Reconstrucción de la Capital Imperial presidido por el propio Goto Shinpei. Debido
a la situación económica, enfrentamientos entre los partidos políticos y la
oposición a la expropiación de las tierras afectadas, el plan se implementó en
forma reducida, con un presupuesto de 575 millones de yen en lugar de los 3
billones de yen proyectados.
Medidas preventivas implementadas luego del terremoto
Se construyeron escuelas con estructura de concreto
reforzado, ignífugas y resistentes a los terremotos, dotadas de un parque
adyacente, que sirvieran como zona de protección contra incendios y lugar de
evacuación. Asimismo se crearon los Parques Sumida, Hamacho y Kinshi para
servir como lugares de refugio.
Se impuso un límite de altura de 30.3 metros a las
edificaciones, lo que explica que el hecho de que los rascacielos hayan estado
ausentes del paisaje urbano de Tokyo por muchas décadas. Esta situación se
mantuvo hasta el desarrollo de nuevas técnicas de protección contra terremotos
en los años 60, empleadas por primera vez en el edificio Kasumigasaki de 156
metros de altura, completado en 1968.
La conmemoración
En 1960 se designó al 1 de septiembre como el Día de la
Prevención de Desastres para conmemorar el terremoto y crear conciencia de la
importancia de prepararse ante los desastres.
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